domingo, 30 de noviembre de 2008

Acción de Gracias

El jueves de esta semana los estadounidenses celebraron el Día de Acción de Gracias. En ese día, nosotros los creyentes dedicamos tiempo a reflexionar sobre los dones que Dios ha traído a nuestras vidas y a darle gracias por ellos. Como yo soy creyente, me uno a esa celebración y ese ejercicio de gratitud. Permítanme entonces tomar un descanso del combate por esta semana y a enumerar brevemente algunos de los muchos dones que la gracia de Dios me ha concedido.

Doy gracias a Dios por mi familia en Puerto Rico, porque aún en la distancia han sido mi apoyo en los momentos en que más lo necesitaba.

Doy gracias a Dios por los amigos de siempre, que han sido la familia extendida que, si no mi sangre, la vida me ha dado.

Doy gracias a Dios por los nuevos amigos y compañeros de lucha que ha traído a mi vida este año, dejándome saber así que no estoy solo en esta lucha.

Doy gracias a Dios porque está restableciendo multiplicado todo lo que la vida me había quitado.

Doy gracias a Dios por la prosperidad que ha comenzado a florecer en mi vida, luego de una larga estación de limitaciones y necesidades.

Doy gracias a Dios por mi salud, salud para luchar las luchas de hoy y las que vendrán mañana.

Doy gracias a Dios por la Primera Iglesia Metodista Unida de Montclair, Nueva Jersey, porque en el momento en que mis tinieblas eran más oscuras, ella fue el instrumento usado por Dios para devolverme la esperanza.

Doy gracias a Dios por darme un trabajo que me gusta y en el que tengo un futuro profesional lleno de posibilidades.

Doy gracias a Dios por el privilegio de ser padre adoptivo, el privilegio de brindarle a una niña el amor y el cuidado que todo niño necesita y merece.

Y sobre todas las cosas, doy gracias a Dios por mi hija Sofía Isabel, definitivamente el más grande e importante de todos sus dones.

Por todo lo anterior, gracias Dios.

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