domingo, 9 de noviembre de 2008

Sobre las elecciones en Puerto Rico


Debo comenzar aclarando que no soy simpatizante del Partido Nuevo Progresista (PNP), el partido que ganó el pasado martes las elecciones en Puerto Rico. Hasta el año 2002, año en que me mudé de Puerto Rico a Nueva Jersey, milité en el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), y todavía hoy creo que la mejor opción para el futuro de mi país es la independencia. Debo aclarar también que no siento hacia el Partido Popular Democrático (PPD), el partido gobernante aún y que perdió estas elecciones, el rechazo visceral que el PIP tradicionalmente ha sentido hacia él. Si el PPD abrazara el ideal autonomista soberanista que propulsa su ala izquierda, su propuesta política sería tan válida como la independencia.

Dicho esto, debo decir que si el PNP cumple sus promesas y se dedica a cumplir su propuesta plataforma de gobierno, su victoria podría ser lo mejor que le haya pasado a la institución familiar en Puerto Rico.

Por razones que combinan la más vulgar lógica electorera (las mujeres son más que los hombres y votan en una proporción más grandes que ellos, por lo tanto, no se debe hacer nada que pueda espantar sus votos) y una perversa interpretación del movimiento feminista (la mayoría del feminismo puertorriqueño no promueve la igualdad entre los géneros, sino una especie de supremacismo femenino), tanto el PPD como el PIP se han opuesto vehementemente a todos los intentos de aprobar leyes que promuevan la custodia compartida y que establezcan parámetros justos para las pensiones alimenticias. Cuando durante esta administración se sometió para la a probación de la legislatura una excelente ley de custodia compartida, el gobierno enfiló todos sus cañones contra él, desde el Departamento de Justicia, la Administración de Tribunales hasta, vergonzosamente, el Departamento de la Familia.

El PNP incluye en su plataforma de gobierno (Juntos hacia el cambio, www.fortunogobernador.com/images/PLANDEGOBIERNOPNP2009-2012.pdf) una sección dedicada a sus propuestas relacionadas a la familia (p. 147-50), y entre incluye promesas de promover la custodia compartida siempre que sea posible y la revisión de leyes de pensiones alimenticias ha unas más justas. Ahora que el PNP ha ganado, los puertorriqueños debemos dedicar los próximos cuatro años a recordarle que cumpla lo que promete su plataforma. Si lo hace, se convertiría en el primer partido puertorriqueño que hace realmente algo para remediar el acelerado deterioro de la sociedad puertorriqueña.

Por el bien de Puerto Rico, confiemos en que el PNP cumpla sus promesas. Todos nosotros debemos continuar recordándoselas.

Nuestros hijos nos esperan.

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