domingo, 4 de enero de 2009

El Rey ha muerto. ¡Que viva el rey!

En estos momentos en que los gobernantes cambian, y con ellos la política pública, nosotros los que creemos en la causa de la custodia compartida debemos apuntar nuestras acciones y estrategias a estos nuevos gobiernos y a la forma en que estos puedan aplicar las actuales leyes de familia y modificar las políticas del estado con respecto a ellas.

Ya innumerables grupos estarán bombardeando a los nuevos gobernantes con sus intereses, intereses que van desde los más elevados hasta los más bajos, desde los que buscan fondos para las escuelas hasta los que buscan la desregulación de los controles ambientales. Y entre esos grupos, aquellos que se oponen a nuestra causa por error o por maldad, por dejadez o por complicidad.

No nos engañemos: los políticos son los que controlan el juego y por ello, ningún cambio importante ocurrirá sin la participación de ellos. Me dirán que he descubierto el Mediterráneo, pero en luchas como la nuestra, en grupos como el nuestro, muchas personas quieren reducir nuestra lucha a una inocua y amorfa lucha “social”, sin verdadera ponzoña, sin verdadero poder de regateo.

Si nuestra causa es tan justa como es, si es tan necesaria como es, necesitamos brazos fuertes que sean capaces de poner los cambios en marcha, y en este caso estoy hablando de presidentes, gobernadores, congresistas, en fin, de todos los políticos que podamos colocar de nuestro lado para implementar la transformación que nuestro sistema legal tan urgentemente necesita.

Porque son tantos los que hacen presión, aquellos que como nosotros quieran obtener resultados, tenemos que ser particularmente resistentes, particularmente apasionados. Tenemos que hacer presión en todos los partidos y en todos los niveles de gobierno. La presión debe ser constante y por todos los medios posibles: visitas a sus oficinas, manifestaciones públicas, llamadas telefónicas, correos electrónicos, intervenciones en presentaciones públicas, cartas, intervenciones en radio y en televisión. La presión debe ser total.

Ahora es la hora de luchar. Nuestros hijos nos esperan.

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